Últimamente María está pasando por una etapa muy marcada de
oposición. Es normal dado el momento de desarrollo en que está, pero la verdad,
resulta un poco cansado el ver como se opone por sistema, rechazando a veces cosas
que sabemos con certeza le gustan.
Hace unos días, un tanto desesperadilla ya por tanta
oposición y rebeldía, leí ávidamente el artículo de Babycenter recogido en la anterior entrada. Tenía que ir a buscarla al colegio y allá me fui, dispuesta a
poner en práctica lo leído y a no perder la paciencia pasase lo que pasase…
El recorrido del colegio a casa, que lleva normalmente
veinticinco minutos andando, nos llevó una hora: María se paraba en todos los escaparates, con cualquier cosita que veía en el suelo, con las plantas de los
jardines, se quedaba mirando la gente que pasaba, etc., etc. Aún así, decidí
llevarla un rato a un parque situado al lado de casa. Cuando estábamos
llegando, empezaba a oscurecer y a hacer un poco de frío, por lo que le pedí que se pusiese la chaqueta. Inmediatamente se fijó en los niños que no tenían
chaquetas. Yo le señalé que había niños que sí estaban abrigados y, que si no
se abrigaba, teníamos que irnos para casa porque hacía frío. Se puso la chaqueta
a regañadientes y un instante después, se tumbó en el suelo boca abajo. Me
quedé perpleja, pero no le dije nada; siguiendo en mi intento por poner en
práctica lo leído, esperé a que se levantara y cuando ya lo había hecho, le
pregunté por qué se había tumbado así. Su respuesta fue: “Porque “hací”
(hice) lo que me dijiste, pero no quería
hacerlo”…
Un poquito más tarde, cuando le dije que era hora de irse
para casa, volvió a acostarse en el suelo boca abajo… Esta vez se tumbó sobre tierra… De nuevo, me quedé callada sin decirle nada y esperé a que
se incorporase… Se levantó con la cara manchada y escupiendo tierra… Me contuve
para no reñirle, y simplemente le expliqué que eso era lo que pasaba si se
tiraba así en el suelo…
No ha vuelto a tirarse boca abajo y con la boca abierta,
(aunque sí de otras formas). Demostrado: Esta niña ha heredado toda la
terquedad de sus padres…
Ja, ja, ja.. realmente temos máis paciencia da que cremos.
ResponderEliminarUn bico
Eu ás veces penso que debería ter máis... non sempre consigo non impacientarme, pero ben, polo menos inténtoo... Bicos, Inma.
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