jueves, 26 de enero de 2012

Restrospectiva: El primer biberón


Sé que le pasa a muchos padres primerizos: En nuestro caso, el día que volvimos a casa del hospital con la niña fue un tanto estresante. Llegamos un día a última hora, cuando era su hora de comer. Habíamos decorado la habitación de la cría: estaba pintada en color azul claro y habíamos dibujado  nubes, el sol, globos que se iban volando… Teníamos la ropa y todos los accesorios listos, y perfectamente colocados en sus sitios. Sin embargo,  dado que el parto se había adelantado un par de semanas, no nos había dado tiempo a aprender cómo se preparaban los biberones. Recuerdo que llegamos a casa con la niña y mi madre, que nos acompañó en el coche. Mis suegros nos ayudaron yendo a la farmacia a por algunas cosas, tras lo que se despidieron. ¿Sabéis lo interminable que se puede hacer la preparación de un biberón cuando nunca antes lo has hecho y no tienes ni idea de cantidades, oyes a la cría llorar desesperadamente por el hambre y tu madre te “amenaza” con llevarse a la niña para su casa si no le das pronto de comer?. ¡Uf!. Por supuesto, mejoramos mucho el proceso de preparación de biberones, pero aquel primero fue terrible…


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